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Lucas de la Rubia «Halo a ras»

Ingresamos en un momento preciso del tiempo. No sabemos si en el instante del principio o del fin. El espacio se tiñe de colores crepusculares y fronterizos. Lucas de la Rubia nos sitúa en la línea de horizonte, cuando la luz del sol lo perfila en un abrir y cerrar de ojos. El ocaso viste de tonos ocres, cobrizos, violetas, bermejos o dorados, dando cobijo a la intimidad.

En “Halo a ras” el silencio se aloja en un lugar de entre medias, en una suerte de isla atmosférica entre dos cuerpos de distinta naturaleza. Desde ahí, el autor reflexiona sobre cómo nos relacionamos con el objeto material. Para llegar a la pieza debemos traspasar ese límite intersticial y atravesar una barrera de silencio con nuestro propio cuerpo. Un simple gesto de aproximación activa, un resorte que nos anima a danzar a su alrededor. El arte del movimiento corporal nace del deseo de interacción y de búsqueda hasta componer una partitura escultórica.

Lucas de la Rubia enlaza en parte, con la tradición de la escultura como vacío, como espacio desocupado y deshabitado de masa. Abona sus producciones gracias al conocimiento del silencio plástico de dichos planteamientos y a su práctica como músico. Partiendo del silencio, cuenta con un espacio de tiempo vacío y deja que este actúe con su propiedad magnética. La propuesta introduce la acción performativa y la instalación de cuerpos-instrumentos ensamblados como vehículos musicales. Aunque se apoya en diversos soportes, siempre lo hace desde un pensamiento escultórico. El espectador es emplazado, por tanto, a un espacio de composición que gracias al azar de sus movimientos, la experiencia se convierte en una danza ritual entorno a un volumen.

La interpretación que hace del silencio como intervalo atravesado y signo musical subraya el valor que tienen en sus esculturas las grietas y oquedades. Accidentes de la materia. En definitiva, formas pensadas en el umbral entre la figuración morfológica y la abstracción, entre la instalación envolvente y la exhibición convencional. Lucas trasciende la dimensión espacio- temporal para componer una partitura plástica que nos solicita e interpela. Que nos invita a danzar, halo a ras del horizonte, quién sabe, si al amanecer o atardecer.

Mireia A. Puigventós


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