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La Colección Helga de Alvear en el Grand Palais de París

La reconocida feria de fotografía PARIS PHOTO ha elegido la Colección Helga de Alvear para ser mostrada en el Grand Palais como exponente del mejor coleccionismo privado de fotografía contemporánea. Será presentada en una exposición comisariada por Marta Gili, Directora del Jeu de Paume, quien ya había trabajado sobre los fondos fotográficos de la Colección en la Fundación Helga de Alvear de Cáceres.
Ahora mostrará una lectura pensada para el Salón de Honor del Grand Palais que, bajo el título Las lágrimas de las cosas, en referencia a unos versos de la Eneida de Virgilio: “¿Hay algún lugar en la tierra que no esté lleno de nuestros esfuerzos?…; hay lágrimas en las cosas y lo mortal conmueve el alma”, podrá ser visitada entre el 9 y el 12 de noviembre.
Reunirá unas 50 obras, entre las que se encuentran algunos de los nombres más destacados de la fotografía contemporánea: Ignasi Aballí, Helena Almeida, Francis Alÿs, Bernd & Hilla Becher, Anna & Bernhard Blume, Martin Boyce, James Casebere, Hannah Collins, Thomas Demand, Stan Douglas, Fischli & Weiss, Joan Fontcuberta, Paul Graham, Rodney Graham, Andreas Gursky, José Antonio Hernández-Diez, Candida Höfer, Gordon Matta-Clark, Ryuji Miyamoto, Jorge Molder, João Penalva, Thomas Ruff, Edward Ruscha, Allan Sekula, Montserrat Soto y Frank Thiel.

El universo de Helga

Según la comisaria de la exposición, “rastrear obras de arte de una colección implica rodearse de cosas que forman parte del universo de otra persona. Decía Walter Benjamin que una de las relaciones más íntimas que pueden establecerse con los objetos es su posesión. Trabajar entre todas las fotografías y los vídeos de la Colección Helga de Alvear es, a la vez, un acto de voyeurismo, pero también de complicidad. Esta selección de obras es, evidentemente, una propuesta entre otras muchas que pudieran existir. Si el arte es, sobretodo, creador de mirada, Las lágrimas de las cosas propone el ejercicio de mirar la vida de las cosas representadas y, acaso, cotejarla con la nuestra propia”.
Y continúa: “Si existiera un lugar en el mundo en el que las lágrimas de las cosas y las lágrimas del ser humano pudieran mezclar, poética y políticamente, sus destinos éste sería, quizá, el territorio de la imagen. La fotografía registra la apariencia de las cosas y les confiere otro orden de existencia, desplazándolas a otros tiempos, a otros significados, a otros estatus de visibilidad. Acaso las lágrimas de las cosas se derramen por este exilio de la realidad a la representación, pero también porque todas las cosas participan, de algún modo, en los conflictos y melancolías de quien las mira.
La fotografía y la imagen en movimiento, a veces actuando como documento, a veces como concepto, o a veces ocupando espacios entre uno y otro, se ha convertido en un territorio propicio para explorar de forma reflexiva, tanto nuestro modo de estar en el mundo, como el estatus semi-autónomo del medio. La exposición Las lágrimas de las cosas toma como pretexto la falsa apariencia exánime de las cosas para seleccionar una serie de obras de la Colección Helga de Alvear que, de algún modo, desplazan el lugar de las cosas a fin de dar forma a nuevos relatos que difuminan la oposición entre privado y publico, interior y exterior, antes y después, objeto y sujeto.

La Colección Helga de Alvear en el Grand Palais de París

La Colección Helga de Alvear en el Grand Palais de París

La reconocida feria de fotografía PARIS PHOTO ha elegido la Colección Helga de Alvear para ser mostrada en el Grand Palais como exponente del mejor coleccionismo privado de fotografía contemporánea. Será presentada en una exposición comisariada por Marta Gili, Directora del Jeu de Paume, quien ya había trabajado sobre los fondos fotográficos de la Colección en la Fundación Helga de Alvear de Cáceres.
Ahora mostrará una lectura pensada para el Salón de Honor del Grand Palais que, bajo el título Las lágrimas de las cosas, en referencia a unos versos de la Eneida de Virgilio: “¿Hay algún lugar en la tierra que no esté lleno de nuestros esfuerzos?…; hay lágrimas en las cosas y lo mortal conmueve el alma”, podrá ser visitada entre el 9 y el 12 de noviembre.
Reunirá unas 50 obras, entre las que se encuentran algunos de los nombres más destacados de la fotografía contemporánea: Ignasi Aballí, Helena Almeida, Francis Alÿs, Bernd & Hilla Becher, Anna & Bernhard Blume, Martin Boyce, James Casebere, Hannah Collins, Thomas Demand, Stan Douglas, Fischli & Weiss, Joan Fontcuberta, Paul Graham, Rodney Graham, Andreas Gursky, José Antonio Hernández-Diez, Candida Höfer, Gordon Matta-Clark, Ryuji Miyamoto, Jorge Molder, João Penalva, Thomas Ruff, Edward Ruscha, Allan Sekula, Montserrat Soto y Frank Thiel.

El universo de Helga

Según la comisaria de la exposición, “rastrear obras de arte de una colección implica rodearse de cosas que forman parte del universo de otra persona. Decía Walter Benjamin que una de las relaciones más íntimas que pueden establecerse con los objetos es su posesión. Trabajar entre todas las fotografías y los vídeos de la Colección Helga de Alvear es, a la vez, un acto de voyeurismo, pero también de complicidad. Esta selección de obras es, evidentemente, una propuesta entre otras muchas que pudieran existir. Si el arte es, sobretodo, creador de mirada, Las lágrimas de las cosas propone el ejercicio de mirar la vida de las cosas representadas y, acaso, cotejarla con la nuestra propia”.
Y continúa: “Si existiera un lugar en el mundo en el que las lágrimas de las cosas y las lágrimas del ser humano pudieran mezclar, poética y políticamente, sus destinos éste sería, quizá, el territorio de la imagen. La fotografía registra la apariencia de las cosas y les confiere otro orden de existencia, desplazándolas a otros tiempos, a otros significados, a otros estatus de visibilidad. Acaso las lágrimas de las cosas se derramen por este exilio de la realidad a la representación, pero también porque todas las cosas participan, de algún modo, en los conflictos y melancolías de quien las mira.
La fotografía y la imagen en movimiento, a veces actuando como documento, a veces como concepto, o a veces ocupando espacios entre uno y otro, se ha convertido en un territorio propicio para explorar de forma reflexiva, tanto nuestro modo de estar en el mundo, como el estatus semi-autónomo del medio. La exposición Las lágrimas de las cosas toma como pretexto la falsa apariencia exánime de las cosas para seleccionar una serie de obras de la Colección Helga de Alvear que, de algún modo, desplazan el lugar de las cosas a fin de dar forma a nuevos relatos que difuminan la oposición entre privado y publico, interior y exterior, antes y después, objeto y sujeto.

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