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Picasso y Miró viajan a Malta

Fundación MAPFRE lleva a Malta la exposición Picasso y Miró, The Flesh and the Spirit, en colaboración con la  Oficina de la Presidencia de Malta y la Fondazzjoni Patrimonio Malti, un proyecto que se inscribe en el evento cultural “PicassoMediterranean”, liderado por el Musée national Picasso-París. Reúne de forma internacional, por primera vez, 144 piezas de estos dos grandes artistas del siglo XX y busca fomentar el prestigio de La Valeta como capital europea de la cultura del año 2018.

Alrededor de sesenta instituciones del mundo de la cultura europea se han unido a la iniciativa con el objetivo de hacer homenaje al artista malagueño y explorar sus creaciones y los lugares que le inspiraron, ofreciendo una original experiencia cultural y fortaleciendo los lazos entre todos los lados del Mediterráneo.

Museu Picasso de Barcelona, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Fondation Van Gogh de Arlés, Los Museos de Marsella, La Opéra de París, El Museo Capodimonte di Napoli, La Galleria Nazionale d’Arte Contemporanea de Roma o la Fondazione Musei Civici di Venezia son algunas de las instituciones integrantes.

Precursores y protagonistas

Pablo Picasso (1881-1973) es considerado el fundador del cubismo y precursor del resto de los movimientos de vanguardias; por su parte, Joan Miró (1893-1983) participó en el desarrollo del surrealismo como uno de sus más importantes protagonistas. Pero más allá de estas corrientes y movimientos, ambos supieron configurar un universo propio que los individualiza dentro de la Historia del Arte y los ubica en el epicentro de las vanguardias como sujetos independientes.
Esta independencia y singularidad que les caracteriza es lo que les convierte en protagonistas de la renovación del arte y en referente para otros artistas; Picasso a través de la línea y el dibujo y Miró mediante el uso de color y su intensidad. Ambos aspectos sobresalen en la selección de obras escogidas para el encuentro.
En las estampas de la Suite Vollard, Picasso consolida su retorno a un dibujo más clásico y a un mundo reflexivo sin recurrir al color, a través del juego de contrastes entre el negro y el blanco. En cambio, la colección de pinturas de Miró, refleja el entusiasmo que sentía por el color.

El inicio del recorrido reúne 100 grabados de Picasso que constituyen la Suite Vollard, realizados entre el 13 de septiembre de 1930 y marzo de 1937 por encargo del marchante de arte y editor Ambroise Vollard.

La serie completa consta de tres Retratos de Vollard, cinco planchas referidas a La batalla del amor, cuarenta y seis planchas en torno a El taller del escultor, conformando el verdadero núcleo de la serie, cuatro planchas sobre Rembrandt, quince planchas sobre El minotauro y El minotauro ciego y veintisiete composiciones de miscelánea. Adquirida por la Fundación en 2007, conforma uno de los testimonios histórico-artísticos más importantes de la primera mitad del siglo XX.

Asesinar la pintura

Apenas se conocen colecciones completas debido a la dispersión ocasionada por la complicada historia del origen de la obra, su variedad temática y la diversidad técnica, en la que se fusionan estilos de elaboración de lo más variado (buril, aguafuerte, aguatinta, aguada y punta seca e incluso combinada).
El recorrido continúa con una selección de cuarenta y cuatro pinturas de Joan Miró, situadas en su producción de los años 1960 y 1970, que muestran al Miró más maduro y en plena posesión de todos los recursos de su oficio, haciendo ver, además, su pasión por el color como elemento expresivo y como verdadero sustento y materia de la pintura.
A partir de los años sesenta, Miró comenzó a depurar los motivos de sus trabajos hasta dejar la obra casi desnuda, como queda reflejado en las obras que simulan el vuelo de un pájaro o en las numerosas cabezas que se presentan en la exposición. Criaturas extrañas, a veces traviesas, otras líricas se adivinan atributos humanos. Cabezas solitarias que surgen del lienzo y que miran inquisitivamente, produciendo en el espectador una sensación de miedo mezclado con el humor que vislumbra toda su obra.
El final de la muestra refleja el interés del artista por «asesinar la pintura», haciendo referencia por un lado a los materiales de deshecho, las tablillas, las resinas y los pegotes de pintura se convierten en protagonistas y, por otro, interviniendo sobre obras de pintores desconocidos: compra obras en mercados populares sobre las que pinta y consigue con un resultado de la mezcla de dos artistas.
Marie-Louise Coleiro Preca, presidenta de Malta, y Antonio Huertas, presidente de Fundación MAPFRE, se hicieron cargo de la exposición.

Picasso y Miró viajan a Malta

Picasso y Miró viajan a Malta

Fundación MAPFRE lleva a Malta la exposición Picasso y Miró, The Flesh and the Spirit, en colaboración con la  Oficina de la Presidencia de Malta y la Fondazzjoni Patrimonio Malti, un proyecto que se inscribe en el evento cultural “PicassoMediterranean”, liderado por el Musée national Picasso-París. Reúne de forma internacional, por primera vez, 144 piezas de estos dos grandes artistas del siglo XX y busca fomentar el prestigio de La Valeta como capital europea de la cultura del año 2018.

Alrededor de sesenta instituciones del mundo de la cultura europea se han unido a la iniciativa con el objetivo de hacer homenaje al artista malagueño y explorar sus creaciones y los lugares que le inspiraron, ofreciendo una original experiencia cultural y fortaleciendo los lazos entre todos los lados del Mediterráneo.

Museu Picasso de Barcelona, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Fondation Van Gogh de Arlés, Los Museos de Marsella, La Opéra de París, El Museo Capodimonte di Napoli, La Galleria Nazionale d’Arte Contemporanea de Roma o la Fondazione Musei Civici di Venezia son algunas de las instituciones integrantes.

Precursores y protagonistas

Pablo Picasso (1881-1973) es considerado el fundador del cubismo y precursor del resto de los movimientos de vanguardias; por su parte, Joan Miró (1893-1983) participó en el desarrollo del surrealismo como uno de sus más importantes protagonistas. Pero más allá de estas corrientes y movimientos, ambos supieron configurar un universo propio que los individualiza dentro de la Historia del Arte y los ubica en el epicentro de las vanguardias como sujetos independientes.
Esta independencia y singularidad que les caracteriza es lo que les convierte en protagonistas de la renovación del arte y en referente para otros artistas; Picasso a través de la línea y el dibujo y Miró mediante el uso de color y su intensidad. Ambos aspectos sobresalen en la selección de obras escogidas para el encuentro.
En las estampas de la Suite Vollard, Picasso consolida su retorno a un dibujo más clásico y a un mundo reflexivo sin recurrir al color, a través del juego de contrastes entre el negro y el blanco. En cambio, la colección de pinturas de Miró, refleja el entusiasmo que sentía por el color.

El inicio del recorrido reúne 100 grabados de Picasso que constituyen la Suite Vollard, realizados entre el 13 de septiembre de 1930 y marzo de 1937 por encargo del marchante de arte y editor Ambroise Vollard.

La serie completa consta de tres Retratos de Vollard, cinco planchas referidas a La batalla del amor, cuarenta y seis planchas en torno a El taller del escultor, conformando el verdadero núcleo de la serie, cuatro planchas sobre Rembrandt, quince planchas sobre El minotauro y El minotauro ciego y veintisiete composiciones de miscelánea. Adquirida por la Fundación en 2007, conforma uno de los testimonios histórico-artísticos más importantes de la primera mitad del siglo XX.

Asesinar la pintura

Apenas se conocen colecciones completas debido a la dispersión ocasionada por la complicada historia del origen de la obra, su variedad temática y la diversidad técnica, en la que se fusionan estilos de elaboración de lo más variado (buril, aguafuerte, aguatinta, aguada y punta seca e incluso combinada).
El recorrido continúa con una selección de cuarenta y cuatro pinturas de Joan Miró, situadas en su producción de los años 1960 y 1970, que muestran al Miró más maduro y en plena posesión de todos los recursos de su oficio, haciendo ver, además, su pasión por el color como elemento expresivo y como verdadero sustento y materia de la pintura.
A partir de los años sesenta, Miró comenzó a depurar los motivos de sus trabajos hasta dejar la obra casi desnuda, como queda reflejado en las obras que simulan el vuelo de un pájaro o en las numerosas cabezas que se presentan en la exposición. Criaturas extrañas, a veces traviesas, otras líricas se adivinan atributos humanos. Cabezas solitarias que surgen del lienzo y que miran inquisitivamente, produciendo en el espectador una sensación de miedo mezclado con el humor que vislumbra toda su obra.
El final de la muestra refleja el interés del artista por «asesinar la pintura», haciendo referencia por un lado a los materiales de deshecho, las tablillas, las resinas y los pegotes de pintura se convierten en protagonistas y, por otro, interviniendo sobre obras de pintores desconocidos: compra obras en mercados populares sobre las que pinta y consigue con un resultado de la mezcla de dos artistas.
Marie-Louise Coleiro Preca, presidenta de Malta, y Antonio Huertas, presidente de Fundación MAPFRE, se hicieron cargo de la exposición.

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